Textos de Juan Pablo II sobre Josemaría Escrivá

¿Qué dijo San Juan Pablo II sobre san Josemaría? Ofrecemos una selección de textos.

«En la época en que vivimos, frente a la llamada "tercera aceleración" —que mira sobre todo al progreso de los medios técnicos y de las estructuras organizativas—, debemos plantearnos, con mayor urgencia, mirando al futuro de nuestra civilización, esta pregunta: el verdadero desarrollo del hombre —es decir, su progreso personal, su madurez espiritual y su personalidad moral— ¿tendrá lugar al mismo ritmo que el progreso de los medios técnicos disponibles? ¿De qué manera, en definitiva, dominando la faz de la tierra, podrá el hombre plasmar en ella su rostro espiritual?

Podremos responder a esta pregunta con la expresión —tan feliz y ya tan familiar a gentes de todo el mundo— que Mons. Escrivá de Balaguer ha difundido hace tantos años: santificando cada uno el propio trabajo, santificándose en el trabajo y santificando a los otros con el trabajo».

("La evangelización y el hombre interior", conferencia en el CRIS, 13-X-1974: en Scripta Theologica, 1979, p. 56)

«Realmente es un gran ideal el vuestro, que desde los comienzos se ha anticipado a la teología del laicado, que caracterizó después a la Iglesia del Concilio y del posconcilio. En efecto, este es el mensaje y la espiritualidad del Opus Dei: vivir unidos a Dios en el mundo, en cualquier situación, tratando de mejorarse a sí mismo con la ayuda de la gracia, y dando a conocer a Jesucristo con el testimonio de la vida. Y ¿qué hay más bello y más entusiasmante que este ideal? Vosotros, insertos y mezclados en esta humanidad alegre y dolorosa, queréis amarla, iluminarla, salvarla: ¡benditos seáis y siempre animosos en este vuestro intento!».

(Homilía en la misa para 300 profesores y estudiantes del Opus Dei, 19-VIII-1979, en L'Osservatore Romano, edición en castellano, 26-VIII-1979)

«Jesús nos identifica de tal modo consigo en el ejercicio de los poderes que nos confirió, que nuestra personalidad es como si desapareciese delante de la suya, ya que es Él quien actúa por medio de nosotros. "Por el Sacramento del Orden —dijo alguien acertadamente—, el sacerdote se capacita efectivamente para prestar a Nuestro Señor la voz, las manos, todo su ser; es Jesucristo quien, en la Santa Misa, con las palabras de la Consagración, cambia la sustancia del pan y del vino en su Cuerpo y en su Sangre"».

(Cita de «Sacerdote para la eternidad», una de las homilías de Amar a la Iglesia, en un discurso del Papa en Brasil, 2-VII-1980: en AA.VV., Mons. Josemaría Escrivá de Balaguer y el Opus Dei, p. 303)

«Saludo a los sacerdotes del Opus Dei, a quienes está confiada la atención pastoral de este barrio tiburtino; en particular dirijo un afectuoso saludo a mons. Álvaro del Portillo, prelado del Opus Dei, que como colaborador del inspirado fundador, el Siervo de Dios Josemaría Escrivá de Balaguer, contribuyó ya a la erección de esta parroquia y del centro internacional de "Educación, trabajo, instrucción, deporte". Me alegra saber que en esta parroquia están trabajando tres comunidades religiosas femeninas: las Religiosas de la Divina Vocación, que dirigen la Escuela materna y elemental de Nuestra Señora de Guadalupe; las hijas de la caridad de San Vicente de Paúl, para el apostolado social; las monjas Religiosas de la Visitación de Santa María, que viven en clausura.

Me proporciona igualmente satisfacción conocer que en la parroquia hay un "Centro de asistencia" y un grupo de "Voluntariado vicentino", que prestan ayuda concreta a los pobres y a las familias necesitadas del barrio. También actúa un grupo para la "Tercera edad", que cuida de la asistencia a los ancianos. Mi aplauso va, además, a los "catequistas", que bajo la dirección del párroco, don Francesco Angelicchio, y de los coadjutores, desarrollan una acción capilar de evangelización en los varios ambientes del barrio, llegando a personas de toda condición y edad. Pero sobre todo quiero dedicar un saludo particular a los dirigentes y a los que pertenecen al centro ELIS, los cuales, con su obra de promoción humana y social, fecundizan el terreno de todo el barrio de manera que abren el camino a la acción pastoral de la parroquia. Este centro es un testimonio claro del interés de la Iglesia por las clases trabajadoras. Como dijo Pablo VI el día de la inauguración, ésta "es una obra del Evangelio, esto es, totalmente dirigida en beneficio de los que se aprovechan de él. No es simplemente un lugar de alojamiento, ni una mera oficina, o sólo una escuela, no es un campo deportivo cualquiera: es un centro donde la amistad, la confianza, la alegría forman una atmósfera; donde la vida tiene una dignidad, un sentido, un esperanza; es la vida cristiana la que aquí se afirma y se desarrolla, y que quiere demostrar aquí en la práctica muchas cosas muy interesantes para nuestro tiempo" (Insegnamenti di Paolo VI, III, 1965, pág. 649)».

(Homilía en la misa celebrada durante la visita a la parroquia romana de San Juan Bautista en el Collatino, 15-I-1984, en L'Osservatore Romano, edición en castellano, 22-I-1984)

«La parroquia de San Eugenio está confiada al cuidado de los sacerdotes de la prelatura del Opus Dei. Según una expresión del fundador, mons. Escrivá de Balaguer, estos sacerdotes se comprometen a "tirar del carro en la dirección que quiera el obispo del lugar", conscientes de "¡qué alegría, poder decir con todas las veras de mi alma: amo a mi Madre la Iglesia santa!" (cf. Camino, n. 518). Os doy las gracias por el vigoroso esfuerzo con que os dedicáis, en esta comunidad, a la realización del programa pastoral de la diócesis del Papa».(Homilía en la misa celebrada durante la visita a la parroquia romana de San Eugenio, 2-III-1986, en L'Osservatore Romano, edición en castellano, 9-III-1986)

«Sé que los encuentros, que reúnen todos los años en Roma a varios miles de estudiantes y de profesores universitarios, comenzaron en el ya lejano 1968 —año de particular resonancia en el mundo de la universidad— bajo el impulso y la inspiración del Siervo de Dios, Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei.

Animado por la solicitud sacerdotal hacia los jóvenes, quiso hacerlos venir precisamente a Roma para que, junto a la tumba de San Pedro, se confirmaran en sus almas la luz de la fe católica y el amor a la Iglesia [...]. Sé muy bien que la Prelatura del Opus Dei da a todos sus miembros y a todos aquellos que se acercan a su apostolado una profunda formación cristiana, favoreciendo el ejercicio de la libertad y de las responsabilidades personales en las elecciones temporales. En tal formación, una importancia fundamental viene atribuida a la oración y a la frecuencia de sacramentos, como requisito indispensable para vivir con plenitud la vida cristiana y ser, por tanto, eficaces constructores de la paz; en efecto, sólo a los pacíficos es concedida la bienaventuranza de ser llamados hijos de Dios (cf. Mt 5,9). Proseguid por este camino e invitad a vuestros amigos a hacer personalmente el maravilloso descubrimiento de la cercanía de Dios en el trabajo profesional y en las ocupaciones cotidianas».